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Patologías, Terapia de dieta

Alimentación: posibles factores de riesgo asociados a la dilatación/torsión gástrica.


miércoles 11 settembre 2024


Alimentación: posibles factores de riesgo asociados a la dilatación/torsión gástrica

La dilatación y torsión gástrica son dos patologías que afectan principalmente a animales de gran tamaño o gigante, con tórax profundo, como el San Bernardo, el Gran Danés, el Weimaraner, el Setter Gordon, el Setter Irlandés y el Caniche Estándar, con una prevalencia mayor en los machos

La dilatación gástrica se caracteriza por la distensión del estómago debido a la acumulación de una mezcla de gases, alimentos y líquidos. Puede ocurrir de manera intermitente o ser un evento aislado y esporádico.

La torsión del estómago, por otro lado, se produce cuando el estómago gira sobre su eje longitudinal, atrapando su contenido y comprometiendo la vascularización del estómago, el bazo y el páncreas. Como resultado, la mucosa gástrica puede sufrir necrosis isquémica y el bazo puede sufrir torsión con infarto.

Estas condiciones pueden presentarse de manera independiente o concomitante, provocando una patología muy grave y potencialmente mortal (algunos estudios reportan una mortalidad del 30% de los casos), conocida como síndrome de dilatación-torsión gástrica (GDV).

El inicio es típicamente agudo o hiperagudo, con síntomas que suelen comenzar con agitación, hipersalivación y arcadas no productivas. A esto le sigue una distensión abdominal con timpanismo, dolor y debilidad.

Además, el animal puede entrar en estado de choque hipovolémico (con compromiso gástrico y esplénico), desarrollar reacciones sistémicas como la coagulación intravascular diseminada (CID) o el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS) y, en algunos casos, morir.

El tratamiento consiste en estabilizar al paciente mediante fluidoterapia intravenosa y descompresión del estómago, seguida de cirugía correctiva en caso de torsión.

La GDV es una patología multifactorial que parece depender no solo de la raza, o de una predisposición hereditaria, sino también de otros factores como el carácter del animal, su entorno y el modo de vida.

Aún no están claros los factores de riesgo, y numerosos estudios, especialmente de tipo epidemiológico, han tratado de determinar si la alimentación podría ser uno de ellos. En particular, se ha investigado si el tipo de dieta, su composición y el método de administración podrían, por un lado, predisponer al desarrollo de GDV y, por otro, prevenirla.

Uno de los primeros factores de riesgo considerados fue el tipo de alimentación administrada al animal. Algunos autores mencionaron que el uso de dietas comerciales secas podría ser un factor predisponente, mientras que otros señalaron una relación más estrecha entre el tamaño de las croquetas y la GDV que con el uso de alimentos extruidos en sí. La razón podría estar relacionada con la velocidad de ingestión del alimento: si las croquetas son demasiado pequeñas, el perro tiende a tragarlas sin masticar, consumiendo una cantidad considerable en un breve periodo.

De hecho, la voracidad del animal también ha sido descrita como un factor de riesgo para el desarrollo de la GDV. Inicialmente, se pensó que la causa era la ingestión de una gran cantidad de aire, pero estudios posteriores demostraron que el gas presente en el estómago de los perros con dilatación no provenía del "exterior", sino de una fermentación excesiva causada por bacterias presentes en el propio estómago. Por esta razón, algunos libros sugieren evitar alimentos con altos niveles de minerales, ya que pueden aumentar el pH gástrico y favorecer la fermentación bacteriana.

Aunque algunos autores han desmentido la relación entre voracidad y GDV, siempre es recomendable evitar que el animal coma demasiado rápido.

Anteriormente, se recomendaba alimentar al animal con el cuenco elevado; sin embargo, estudios recientes han demostrado que esta práctica podría ser un factor de riesgo para la dilatación gástrica. Por lo tanto, la mejor opción es utilizar cuencos diseñados específicamente para evitar que el animal ingiera el alimento demasiado rápido.

Para evitar que el animal coma demasiado rápido, se desaconseja dejarlo sin comer durante muchas horas, ya que podría acercarse al cuenco con hambre excesiva. Es particularmente importante evitar que el perro consuma una sola comida al día, tanto para reducir el volumen de comida ingerido como para evitar que coma con demasiada voracidad.

También es importante que el animal no consuma grandes cantidades de agua inmediatamente después de comer, para evitar un aumento excesivo en el volumen de sustancias en el estómago.

Varios estudios han examinado el contenido de la dieta para determinar si existe una relación entre la misma y la GDV. Se ha identificado una posible relación entre esta patología y el retraso en el vaciado gástrico. Por lo tanto, se debe reducir al mínimo el consumo de alimentos que puedan ralentizar este proceso, como los que contienen grandes cantidades de fibra soluble (legumbres y cereales). La fibra soluble, además de reducir la densidad energética de la dieta, también ralentiza el vaciado gástrico.

Los lípidos también ralentizan el vaciado gástrico, pero su reducción en los planes nutricionales para perros predispuestos a la GDV sigue siendo motivo de debate. Los lípidos son necesarios para aumentar la densidad energética de la dieta y reducir la cantidad de alimento consumido. Un estudio realizado por Meyer y Zentek en 2001 destacó que los ácidos grasos insaturados pueden reducir la fermentación microbiana y, en consecuencia, la cantidad de gas producido en el estómago.

Finalmente, todos los autores coinciden en recomendar a los propietarios evitar que el animal realice actividad física inmediatamente después de comer.

BIBLIOGRAFÍA:
- Actas del Congreso Nacional SCIVAC 2016 "Cuando el clínico se encuentra con el nutricionista: la dieta como herramienta de gestión de las principales patologías de los animales de compañía"
- Meyer H, Zentek J - Ernährung des Hundes 2001; 4. Auflage, Parey, Stuttgart.
- MS Hand, CD Thatcher, RL Remillard, P Roudebush & BJ Novotny. Small Animal Clinical Nutrition, 5ª edición, ed. 2010, capítulo 42.
- Pibot P, Biourge V, Elliott D, Enciclopedia de la nutrición clínica del perro, 2007, capítulo 7.
- Glickman LT, Glickman NW, Schellenberg DB, et al. 1997. Multiple risk factors for the gastric dilatation-volvulus syndrome in dogs: A practitioner/owner case-control study. Journal of the American Animal Hospital Association 33, 197-204.
- Glickman LT, Glickman NW, Schellenberg DB, et al. 2000a. Incidence of and breed-related risk factors for gastric dilatation-volvulus in dogs. Journal of the American Animal Hospital Association 216, 40-45.
- Uhrikova I, Machackova K, Rauserova-Lexmaulova L, et al. 2015. Risk factors for gastric dilatation and volvulus in central Europe: an internet survey. Veterinarni Medicina 60, 578-587.


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