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Patologías, Terapia de dieta

La hiperlipidemia en animales de compañía y las diferencias con el ser humano.


miércoles 7 mayo 2025


La hiperlipidemia en animales de compañía y las diferencias con el ser humano

El término hiperlipidemia (o hiperlipemia) se refiere a un exceso de lípidos en la sangre, en particular de triglicéridos y/o colesterol, que provoca un aumento de la turbidez del suero.

La hiperlipidemia en ayunas es un hallazgo de laboratorio anormal y se debe a una alteración en el metabolismo lipídico.

El colesterol presente en el intestino puede provenir de la dieta o de la secreción biliar y la descamación de las células epiteliales intestinales, mientras que los triglicéridos provienen principalmente de los alimentos consumidos por el animal.

La digestión del colesterol y los triglicéridos depende de la acción de la lipasa pancreática y de las sales biliares, y su absorción tiene lugar en el intestino delgado.

Para poder ser absorbidos, los triglicéridos deben ser descompuestos en moléculas más pequeñas por acción de la lipasa pancreática, que los hidroliza transformándolos en monoglicéridos, diglicéridos y ácidos grasos libres. Estos, en asociación con el colesterol, los fosfolípidos y las sales biliares, forman las llamadas micelas mixtas que, a nivel de la membrana celular intestinal, liberan monoglicéridos, diglicéridos y ácidos grasos libres para permitir su absorción.

Dentro de las células, estos compuestos son reesterificados e incorporados en las partículas de quilomicrones para ser liberados al sistema linfático y al conducto torácico.

El colesterol presente en el organismo no proviene únicamente del intestino, sino también de su síntesis endógena en las células del cuerpo, especialmente a nivel hepático.

El transporte del colesterol y los triglicéridos hacia los tejidos y células a través del torrente sanguíneo se realiza gracias a la acción de ciertas lipoproteínas que actúan como vehículos para estas moléculas.

Entre las lipoproteínas más conocidas se encuentran las LDL y las HDL.

En medicina humana, el colesterol unido a las lipoproteínas LDL se denomina comúnmente "colesterol malo", ya que puede depositarse en las paredes arteriales favoreciendo el desarrollo de la aterosclerosis, mientras que el contenido en las HDL se considera "colesterol bueno", ya que no provoca daños vasculares.

El perro y el gato, a diferencia del ser humano, se consideran "mamíferos HDL", es decir, animales en los que las lipoproteínas predominantes en circulación son las HDL. Por esta razón, en estas especies, el desarrollo de aterosclerosis es un fenómeno extremadamente raro.

Precisamente por ello, los pacientes caninos o felinos con hipercolesterolemia no presentan suero lipémico (salvo que exista un aumento concomitante de triglicéridos), ya que las partículas HDL, al ser de pequeño tamaño, no refractan la luz.

La hiperlipemia en animales de compañía puede ser posprandial, secundaria o primaria. La primera es la más común en perros y gatos y representa un fenómeno fisiológico normal causado por un aumento de los quilomicrones circulantes, que puede persistir entre 7 y 12 horas después de la comida.

Si, por el contrario, un paciente presenta aún hiperlipidemia después de 12 horas de ayuno, debe considerarse la posibilidad de una patología subyacente, siendo necesario realizar estudios adicionales para determinar su causa.

La hiperlipidemia secundaria puede deberse a una pancreatitis, a un trastorno endocrino como la diabetes mellitus, el hipotiroidismo o el hiperadrenocorticismo, o también a colestasis o síndrome nefrótico. Generalmente, en todas estas patologías se observa un aumento de la concentración sérica tanto de colesterol como de triglicéridos.

La obesidad también puede inducir una hiperlipidemia, caracterizada por un incremento de los triglicéridos y un aumento leve del colesterol.

Las formas primarias pueden ser genéticas o familiares. La más conocida en el perro es la hiperlipidemia idiopática del Schnauzer miniatura, caracterizada por un aumento de las lipoproteínas VLDL que puede estar asociado o no a una hiperquilomicronemia.

La hiperlipoproteinemia también se ha observado en otras razas como el beagle, el caniche miniatura, el cocker spaniel o el cocker spaniel inglés, aunque potencialmente puede afectar a cualquier raza canina.

Otras formas primarias de hiperlipemia incluyen la hiperquilomicronemia y la hipercolesterolemia idiopática.

En medicina humana, entre las posibles causas del desarrollo de hiperlipidemia se incluye una dieta rica en grasas (especialmente saturadas) y colesterol. En medicina veterinaria, los estudios realizados han producido resultados contradictorios, pero hasta la fecha no parece que limitar la ingesta de dietas con alto contenido graso sirva para prevenir la aparición de hiperlipidemia en perros y gatos. De hecho, los perros y gatos, al ser animales carnívoros, a diferencia del ser humano, son capaces de consumir una amplia variedad de grasas alimentarias, incluso en grandes cantidades, manteniendo aún así niveles normales de colesterol y triglicéridos en sangre.

En consecuencia, administrar una dieta baja en grasas a animales sanos con la intención de prevenir el aumento del colesterol y los triglicéridos en sangre no es en absoluto necesario, salvo que exista ya una forma declarada de hiperlipemia.

Sin embargo, el uso de dietas equilibradas y con bajo contenido graso puede emplearse en el tratamiento de la obesidad y para mantener el peso ideal en animales adultos de compañía con un estilo de vida sedentario, con el objetivo de evitar que el aumento de peso y la obesidad desencadenen la hiperlipemia.

Los signos clínicos asociados a la hiperlipidemia son variables y pueden diferir según el paciente. A menudo, los perros y gatos con hiperlipidemia no presentan síntomas, y el aumento del colesterol y/o triglicéridos en sangre se detecta de forma incidental durante análisis rutinarios.

Cuando se presentan, las manifestaciones clínicas más comunes incluyen vómitos (frecuentemente intermitentes), diarrea, inapetencia y/o molestias abdominales.

Cuando la concentración sérica de triglicéridos supera los 1000 mg/dl, pueden aparecer signos clínicos como lipemia retiniana, convulsiones, parálisis de nervios periféricos, así como el desarrollo de pancreatitis aguda.

En el ser humano, por el contrario, la complicación más frecuente en pacientes con hiperlipidemia es la aterosclerosis. El perro y el gato, sin embargo, parecen mucho más resistentes al desarrollo de aterosclerosis, gracias a las diferencias previamente mencionadas en el metabolismo de las lipoproteínas.

En el próximo artículo analizaremos las estrategias nutricionales que pueden aplicarse en la dieta del perro para tratar la hiperlipidemia (Estrategias nutricionales durante la hiperlipidemia en el perro)

BIBLIOGRAFÍA:
- Case, L. P., Daristotle, L., Hayek, M. G., & Raasch, M. F. (2010). Canine and Feline Nutrition: A Resource for Companion Animal Professionals. Capítulo 27
- Delaney SJ & Fascetti AJ. Applied Veterinary Clinical Nutrition, 2012. Capítulo 17
- MS Hand, CD Thatcher, RL Remillard, P Roudebush & BJ Novotny. Small Animal Clinical Nutrition, 5ª edición, 2010. Capítulo 28
- Pibot P, Biourge V, Elliott D. Enciclopedia de la nutrición clínica del perro, 2008.


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