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La nutrición veterinaria según MyVetDiet
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Patologías, Terapia de dieta

Manejo nutricional de la pancreatitis y de enfermedades concomitantes.


miércoles 18 junio 2025


Manejo nutricional de la pancreatitis y de enfermedades concomitantes

La nutrición constituye una parte fundamental en el manejo de la pancreatitis en perros y gatos.
No obstante, hasta la fecha, los estudios sobre cuál sea la mejor estrategia nutricional a implementar en animales con pancreatitis siguen siendo limitados, y el tratamiento dietético de esta patología continúa siendo objeto de controversia


Hasta hace algunos años, el enfoque tradicional consistía en "poner en reposo" al páncreas suspendiendo tanto el agua como los alimentos durante al menos 48 horas o, en caso de vómito persistente, durante un periodo más prolongado, con el objetivo de minimizar la estimulación y la secreción pancreática, así como de prevenir la aspiración de alimentos que pudiera conducir a una neumonía por aspiración.

Sin embargo, estudios más recientes sugieren que este enfoque no aporta beneficios clínicos significativos al animal y, en su lugar, recomiendan una terapia dietética basada principalmente en la reducción del contenido graso de la dieta.

Recientemente se ha publicado un artículo de gran interés que aborda la nutrición durante la pancreatitis, teniendo en cuenta no solo los lípidos, sino también otros nutrientes como las proteínas, la fibra y los carbohidratos, así como factores dietéticos como la densidad energética y la digestibilidad.

Además, se trata el manejo nutricional de pacientes que presentan patologías concomitantes.

A continuación, se resumen los puntos clave expuestos en dicho artículo.

Los autores especifican que las recomendaciones ofrecidas no se basan en estudios prospectivos, sino en estudios retrospectivos y en la experiencia clínica de los propios autores.

La primera recomendación destacada es la de preferir dietas con bajo contenido en grasas en el perro, mientras que en el gato se sugiere emplear dietas a base de proteínas hidrolizadas en la fase inicial de manejo de la pancreatitis.

La razón radica en que, en el gato, a diferencia del perro, las proteínas intactas parecen estimular más intensamente las secreciones pancreáticas en comparación con los aminoácidos libres.

En ambas especies, deben evitarse las dietas excesivamente ricas en proteínas, aunque garantizando un aporte proteico suficiente para la reparación y recuperación tisular.

Otro nutriente que no debe subestimarse es la energía.

De hecho, satisfacer el requerimiento energético en reposo (RER, calculado con la ecuación 70 x (kg)0,75) de un paciente es fundamental para evitar un balance energético negativo, especialmente a largo plazo, ya que este puede tener efectos perjudiciales sobre el páncreas debido al aumento del recambio proteico.

Todo ello reviste aún mayor importancia en los gatos, debido a su susceptibilidad a la lipidosis hepática, condición que empeora el pronóstico clínico.

A corto plazo, si no se logra cubrir completamente el requerimiento energético, es prioritario lograr que el paciente consuma al menos una pequeña cantidad de alimento, en lugar de mantenerlo en ayuno.

Por lo tanto, es necesario reconocer y tratar de forma temprana las náuseas; y, si ello no fuese suficiente y no se alcanza el requerimiento energético en un plazo de 3 a 5 días, se debería iniciar la alimentación enteral asistida.

Por el contrario, es preferible evitar la alimentación oral forzada.

Si el animal ha estado anoréxico, la introducción del alimento debe hacerse de forma progresiva, incrementando la cantidad a lo largo de los días. Los autores aconsejan comenzar el primer día con una dieta que cubra el 25% del RER, incrementando posteriormente según la tolerancia individual del paciente.

Dado que es fundamental que el animal consuma alimento, aunque sea en pequeñas cantidades, si un gato no acepta de inmediato la dieta con proteínas hidrolizadas, podría ser necesario abandonarla temporalmente para priorizar el aporte nutricional.

Además de las proteínas y la energía, también se deben considerar los aportes de carbohidratos, grasas y fibras.

Los carbohidratos, por ejemplo, al estimular menos el páncreas en comparación con las grasas y proteínas, pueden ser útiles como fuente energética.

Las grasas, como se mencionó anteriormente, constituyen el foco principal en las dietas destinadas a animales con pancreatitis, y su reducción ha sido siempre recomendada para evitar una excesiva estimulación de la secreción pancreática.

No obstante, los autores explican que existe otro motivo por el cual es beneficioso limitar los lípidos: disminuir el retraso en el vaciado gástrico que estos provocan cuando se ingieren.

De hecho, favorecer la motilidad y el vaciado gástrico mediante una dieta reducida en grasas podría ser un elemento clave para restablecer el apetito normal del paciente.

Por esta misma razón, conviene evitar la administración de dietas ricas en fibra, especialmente en fibra viscosa.

¿Y qué hacer cuando el animal presenta otra patología concomitante?

Afortunadamente, las estrategias nutricionales para muchas enfermedades como la hipertrigliceridemia, la obesidad, las enteropatías crónicas, la triaditis felina o la insuficiencia pancreática exocrina no entran en conflicto con una dieta adaptada a la pancreatitis; de hecho, en la mayoría de estos casos, también se recomienda una reducción en el contenido lipídico.

Sin embargo, existen dos patologías en las que las dietas terapéuticas suelen presentar un contenido graso elevado: la enfermedad renal crónica y la diabetes.

En la enfermedad renal crónica, entre las estrategias nutricionales se incluye el aumento de la densidad energética mediante un mayor aporte de grasas.

En animales con enfermedad renal crónica (ERC) y pancreatitis, sería aconsejable administrar una dieta renal (con restricción de fósforo, restricción proteica adaptada al estadio de la enfermedad, control de sodio y potasio, y aumento de ácidos grasos omega 3), que a su vez contenga un nivel de grasas moderado o bajo.

En el caso de la diabetes, la estrategia nutricional y el contenido graso recomendado dependen en gran medida del estado corporal (BCS) del animal. En animales con bajo peso, la dieta podría contener un porcentaje de grasa excesivo para un paciente con pancreatitis, mientras que, en general, los alimentos dietéticos diseñados para el manejo de la diabetes suelen tener un contenido de fibra demasiado elevado.

En estos casos, los autores recomiendan priorizar las estrategias dietéticas dirigidas a la enfermedad más grave o aquella que afecte en mayor medida la calidad de vida del paciente, valorando siempre el caso individual.

BIBLIOGRAFÍA:
- Harry Cridge et al. Nutritional management of pancreatitis and concurrent disease in dogs and cats. J Am Vet Med Assoc. 2024 Apr 3:1-7. doi: 10.2460/javma.23.11.0641.


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