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Alimentación, Requerimiento energético, Nutrientes

El animal anciano y las proteínas.


miércoles 1 octubre 2025


El animal anciano y las proteínas

Hasta hace algunos años, cuando se hablaba de la alimentación de un animal anciano, el primer paso que se consideraba era reducir la proporción proteica de su ración para minimizar o prevenir un estado de insuficiencia renal progresiva. Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que esta elección no solo carece de fundamento científico, sino que, en algunos casos, incluso puede resultar perjudicial

La mayoría de los expertos coinciden en definir el envejecimiento como "un complejo proceso biológico que conduce a la reducción progresiva de la capacidad de un individuo para mantener la homeostasis frente a estrés fisiológicos o ambientales, disminuyendo su vitalidad y aumentando su vulnerabilidad a las enfermedades".

Esta definición deja claro que la vejez, por sí misma, no debe considerarse una enfermedad.

No obstante, al hacer que el sujeto sea más vulnerable, esta etapa de la vida debe ser estrictamente monitoreada con el objetivo de mantener el mejor estado de salud posible durante el mayor tiempo posible.

La elección de una alimentación adecuada constituye, sin duda, una de las estrategias clave para ayudar a un animal anciano a mantener un buen estado físico, mental y social, y debe decidirse considerando las condiciones del individuo.

En consecuencia, la selección del porcentaje proteico de la dieta debe evaluarse cuidadosamente según las condiciones clínicas del paciente, teniendo siempre en cuenta las modificaciones que sufre el metabolismo de un animal anciano.

En general, en un sujeto que envejece se observa una reducción de la masa magra, asociada a un aumento de la masa grasa, lo que se traduce en una disminución de las reservas proteicas normalmente utilizables por el organismo durante las respuestas al estrés y a las enfermedades.

La movilización de las proteínas corporales es una respuesta fisiológica al estrés y, dado que los animales mayores están más expuestos a enfermedades y estrés fisiológico, se hace evidente la importancia de preservar sus reservas proteicas.

Además, se ha evidenciado que con la edad el balance nitrogenado aumenta debido al incremento del recambio proteico, a una mayor excreción y a un progresivo declive de la síntesis proteica.

Algunos estudios recientes han demostrado que, para permitir el recambio proteico en un perro anciano, al menos el 25 % de las calorías suministradas debe provenir de las proteínas, y que estos animales necesitan un 50 % más de proteínas que los sujetos jóvenes para mantener el balance nitrogenado.

Con base en estas observaciones, queda claro que no es recomendable reducir la proporción proteica de la ración de un animal anciano sano, e incluso que la ingesta proteica en la dieta debería, en algunos sujetos, ser aumentada.

Desafortunadamente, hasta la fecha no existen indicaciones específicas y uniformes sobre el porcentaje proteico que debería contener un alimento para animales ancianos, y tampoco FEDIAF, en sus directrices, proporciona valores mínimos específicos para esta etapa de la vida, utilizando como referencia los valores para animales adultos.

El libro Small Animal Clinical Nutrition, publicado en 2010, sugiere un valor proteico ideal para una dieta para perros ancianos del 15-23 % sobre materia seca, mientras que para el gato se recomienda un 30-45 % sobre materia seca.

No obstante, considerando que FEDIAF sugiere un valor mínimo de proteínas sobre materia seca del 21 %, para un perro en el que se utilice para el cálculo del requerimiento energético la fórmula 95x(kg)0,75 (la recomendada para perros ancianos), se puede observar que el valor 15-23 % debe considerarse prácticamente una restricción proteica.

En consecuencia, antes de utilizar estos valores en los planes nutricionales de un animal anciano, el médico veterinario nutricionista debe evaluar cuidadosamente el estado fisiológico del sujeto, su masa magra, su BCS y MCS, y la eventual presencia de patologías que realmente justifiquen la necesidad de una restricción proteica (como insuficiencia renal crónica avanzada o enfermedades hepáticas graves).

Case, de hecho, sugiere que, para apoyar la masa magra de un perro geriátrico, se debería proporcionar una dieta que contenga al menos un 24 % de proteínas.

Otro enfoque lo ofrece Churchill, quien indica como guía general, para estimar las necesidades proteicas diarias de un perro, 2,55 gramos por kilogramo de peso corporal, especificando que, en un sujeto anciano, este valor podría incrementarse hasta un 50 % más para minimizar la pérdida de masa magra.

Añade, además, que un alimento con al menos el 25 % de las calorías provenientes de proteínas de alta calidad podría ser suficiente para cubrir las necesidades de la mayoría de los perros ancianos.

Otra consideración importante es que un perro anciano tiene un requerimiento calórico menor que un animal adulto y, en consecuencia, para satisfacer sus necesidades proteicas, el alimento seleccionado debería tener una relación proteínas/calorías proporcionalmente más alta.

Cuando se trata de preparar un plan nutricional para gatos ancianos, aún más, se debería evitar una restricción proteica innecesaria, ya que es bien sabido que estos felinos tienen un requerimiento proteico elevado y esencial para sostener el recambio proteico y la gluconeogénesis.

Sin olvidar que en algunos gatos ancianos, a diferencia de los perros, se ha observado una reducción de la capacidad digestiva de las proteínas, con la consiguiente pérdida de masa magra.

Todos los autores coinciden, en cambio, en un aspecto: la calidad de las proteínas.

Esta es fundamental, especialmente en animales ancianos.

La fuente proteica elegida para un plan nutricional de animales ancianos debe tener un alto valor biológico y una elevada digestibilidad, lo que se traduce en la preferencia por fuentes proteicas de origen animal, prefiriendo, en el caso de las carnes, cortes magros, con bajo contenido de tejido fibroso y conectivo.

Bibliografía:
- G. Biagi, B. Chiofalo, M.I. Cutrignelli, A. De Angelis, E. Fusi, G. Meineri, L. Prola, R. Ricci, M. Sandri. Nutrición y alimentación del perro y del gato. Edagricole 2021
- Case, L. P., Daristotle, L., Hayek, M. G., & Raasch, M. F. (2010). Canine and Feline Nutrition: A Resource for Companion Animal Professionals. Chapter 25
- Julie A. Churchill. The Fountain of Age: Feeding Strategies for Senior Pets. Companion Animal Nutrition Summit | May 3-5, 2018 | Charleston, South Carolina
- Delaney SJ & Fascetti AJ. Applied Veterinary Clinical Nutrition, 2012. Chapter 7
- MS Hand, CD Thatcher, RL Remillard, P Roudebush & BJ Novotny. Small Animal Clinical Nutrition, 5th edition, 2010. Chapters 14, 21


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